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Buenos Aires celebró a Francia a través del arte y la gastronomía

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Por Ximena Ciavaglia. Por un fin de semana, las calles porteñas del barrio de Retiro se vistieron con los colores del país galo, con el objetivo de formar parte de la Semana Europea del Patrimonio, en el que se fusionaron arte, gastronomía, historia y cultura.


Los días 16 y 17 de septiembre, Buenos Aires celebró “Viví Francia”, acercando todos los atractivos de la cultura de ese país a los vecinos de la Ciudad.  El evento fue organizado por la Embajada de Francia en Argentina, en conjunto con el Ente de Turismo de la CABA y contó con la participación de miles de concurrentes que por un momento se deleitaron con sus costumbres y se sintieron más cerca de París.

La Feria y Alrededores

La Asociación Gastronómica Francesa en Argentina, Lucullus, ofició como una de las grandes anfitrionas por intermedio de la feria “Le Marché”, colmada de puestos donde poder deleitar las diferentes especialidades de la temporada. Con entrada libre y gratuita, la plaza Cataluña, ubicada en las inmediaciones de la embajada en la intersección de Cerrito y Callao, desbordó de hombres, mujeres y niños que degustaron las pattiseries, boulangeries y charcuteries más exquisitas.

Las boulangeries o panaderías, en conjunto con las charcuteries o tiendas de fiambres, fueron la opción elegida al momento del almuerzo. Los asistentes se dispusieron durante toda la jornada en el pasto de la plazoleta, con sándwiches de ternera o bondiola braseada y las míticas “croque monsieur” o “croque madame” conformadas por una especie de sándwiches de jamón, queso y un adicional de queso, crema, huevo, todo montado sobre el mismo. Las tablas de fiambres variadas, quiches, mariscos, centolla, o bandejas con papas a la crema y panceta, también formaron parte de algunas de las propuestas más elegidas.

Las pattiseries o pastelerías, predominaron con los famosos macarons, una especie de alfajorcitos dulces con una masa amigable al paladar rellenos de una ganache que depende el sabor del alfajor marida a la perfección. Los éclairs también fueron grandes protagonistas: una masa simil bomba rellenos de crema chocolatada y una barra de chocolate encima derretida, podía observarse a la hora del café, mientras diferentes artistas de origen galo, realizaban su performance en un escenario con público permanente, amenizando el ambiente.

Además, la venta de productos importados de la región tuvo un rincón especial en este evento, con opciones clásicas e innovadoras para poder llevarse a casa.

El Palacio Ortiz Basualdo

En este marco, el Palacio Ortiz Basualdo, tuvo el rol principal por excelencia de todo el fin de semana. En adhesión a la Semana del Patrimonio Europeo, donde todos los edificios con historia de Francia abren sus puertas una sola vez al año en dicho país, la embajada local se sumó a esta iniciativa que tiene como premisa fundamental “que los ciudadanos comunes, puedan ingresar al menos una vez en la vida a esos edificios que siempre ven desde afuera”.

La visita se pudo garantizar con reserva previa por internet que organizó a los asistentes en grupos de 30 personas. Con un guía especializado, el recorrido consistió en conocer los diferentes salones que en la actualidad son utilizados para actividades meramente protocolares para el gobierno francés y empresas establecidas vinculadas a dicha nación, ya que el embajador no vive en el lugar. Aquellas personas que no corrieron con suerte para obtener un ticket, tuvieron la posibilidad de ingresar, con una fila paralela que los ubicaba por orden de llegada y un poco más de paciencia en la espera.

Destacado ejemplo de la influencia francesa, el palacio fue diseñado en el año 1912 por el arquitecto francés Paul Pater. Inicialmente fue utilizado por la familia Ortiz Basualdo, luego por el príncipe de Gales, Edward de Windsor y finalmente fue adquirido por el Estado de Francia a partir del año 1939 hasta la actualidad. Los herederos de la familia Ortiz Basualdo, aún son propietarios del último piso de este edificio.

Una conjunción de estilos se puede disfrutar en el interior: influencias francesas, inglesas y escandinavas conforman el palacio decorado por dos “afamadas casas de decoración” de la época con sucursal en Buenos Aires: Jansen de París y Warring et Gillow de Londres. Esto puede observarse a lo largo de toda la visita mientras se visita la entrada principal y el vestíbulo, la escalera de honor y los salones del primer piso, el jardín de invierno, el comedor, el salón de música, la sala de baile, la sala de billar o salón fumador y la biblioteca. Francia se respira en el aire y Londres en algunos de los salones.

De más está decir, la profunda influencia francesa arquitectónica que se observa en la ciudad de Buenos Aires. No es casual el mote otorgado que la calificó como “la pequeña París de Sudamérica” a consecuencia del modelo agroexportador y la generación de 1880 que posicionaban a nuestro país como una de las grandes potencias agrícolas, nutriendo económicamente a la Argentina. Todo esto permitió en aquel entonces la contratación de renombrados arquitectos franceses para el desarrollo de imponentes edificios bajo su dirección, que hasta la actualidad permanecen intactos replicando lo que se puede observar por las calles parisinas y en Versailles.

Hasta el año próximo sólo queda esperar para vivir esta experiencia cultural completa. Mientras tanto, Lucullus convoca mensualmente a la feria gastronómica en diferentes puntos de la Ciudad, entre los que se encuentran el Hipódromo de Palermo y las inmediaciones de Plaza Francia. A disfrutar de la gastronomía hasta entonces.