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Kioscos saludables: la ley no se reglamentó y la obesidad infantil avanza

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Por Laura Calle Rodríguez. Uno de cada cuatro niños sufre de obesidad. Hace diez años se sancionó una ley para promover un ambiente escolar con kioscos más saludables pero jamás se reglamentó.


Milena es la orgullosa madre de Marcos, un adolescente de 17 años que está a un paso de ingresar en Filosofía y Letras de la UBA, luego de que el próximo mes finalice su bachillerato en un colegio de la zona de Olivos con un promedio que lo convierte en el portador de la bandera nacional en la ceremonia de graduación. Marcos, durante estos años, debió afrontar diferentes problemas derivados de su sobrepeso. Algunos de ellos relacionados con la salud y otros con la baja autoestima. Milena luchó -y aún lo hace- para cuidar la alimentación de su hijo durante las horas en las que se encuentra en el establecimiento escolar. Al no obtener respuesta por parte del colegio con respecto a la venta de productos alimenticios más sanos en los recreos, decidió preparar viandas para acompañar el tratamiento de su hijo que, al cabo de un año de esfuerzo, ya se encuentra en etapa de mantenimiento. En ese camino, la escuela y el Gobierno de la Ciudad le dieron la espalda.

En diez años se han diseñado numerosos proyectos de ley; diferentes legislaciones referidas a los trastornos de la conducta alimenticia en las escuelas pero, a pesar de que Argentina encabeza el ránking regional de obesidad, ninguna ha llegado a buen puerto. En el medio, acusaciones cruzadas y falta de control. Lo cierto es que los niños sufren las consecuencias y, según el último informe de la Secretaría de Salud de la Nación, el 40 % padece de obesidad. Es decir, uno de cada cuatro niños en edad escolar es obeso. Una cifra alarmante para quienes serán el futuro del país.

En 2008 se sancionó la Ley Nacional N° 26.396 con la que se buscaba promover un ambiente escolar saludable. Sin embargo, luego de diez años, aún no está reglamentada. Seis años después, la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, aprobó un proyecto para la venta de alimentos saludables en todos los kioscos y/o bufetes de establecimientos escolares. A pesar del brusco crecimiento en la obesidad infantil, este proyecto quedó sólo en una intención. Nunca llegó a tratarse en Senadores. El 14 de enero de 2011, la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires promulgó la Ley N° 3.704 para promover la alimentación saludable variada y segura de los niños y adolescentes en edad escolar a través de políticas de promoción y prevención. Esta es la única Ley que llegó a implementarse pero, si bien en el artículo 11 de esa ley se imponen multas que van desde los $ 500 a los $ 2000 para aquellos kioscos o buffetes ubicados dentro de un establecimiento educativo que no comercialicen productos alimenticios aceptados como saludables, la falta de control hace que no se logre llevar a cabo. 

En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se encuentran declaradas 176 escuelas privadas con kioscos o buffetes. De las seis visitadas, sólo una comercializa productos saludables pero, de igual manera, los mismos están exhibidos sin tener en cuenta la reglamentación del Gobierno de la Ciudad que indica que deberán estar expuestos delante de los otros productos con un cartel identificador como parte del Programa Saludable. El Gobierno Porteño expresa en su página www.buenosaires.gob.ar que se tendrán en cuenta tres tipos de kioscos:

Los básicos: que sólo comercializan productos elaborados al vacío. Incluyen cereales, frutas secas, alfajores a base de galletas de arroz, agua mineral, etc.
Kiosco buffet: Pueden vender también productos que requieran de frío como yogures, postres lácteos, sandwiches de pan blanco o integral con queso y vegetales, frutas, leche.
Kioscos cantina: Pueden comercializar además productos como tartas de vegetales, pizzetas de verduras, frutas varias.   

“La salud de los chicos depende de nosotros pero obviamente necesitamos el acompañamiento de la escuela porque allí pasan la mayor cantidad de horas. Matías, durante las jornadas escolares, llegó a beber sólo gaseosas e ingerir exclusivamente comida a base de grasas hasta que decidimos hablar con las autoridades del colegio. Nadie nos escuchó; e incluso nos dijeron que no podían ocuparse y que la alimentación de cada niño pasaba por los padres”, cuenta Milena con resignación. Finalmente se decidió a efectuar una denuncia en el Ministerio de Salud del Gobierno de la Ciudad sin mayor éxito.

La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) junto con la Organización Panamericana de la Salud (OPS) advierten sobre la importancia de defender los derechos del niño y la necesidad de acceder a una alimentación saludable para evitar enfermedades como la diabetes o esteatosis hepática, conocida como hígado graso. De esta manera instan a un trabajo arduo para revertir la tendencia de obesidad que aumenta año tras año.

El reconocido nutricionista Alberto Cormillot (MN 24518) bajó los brazos en el ámbito público en su lucha por intentar controlar el crecimiento de la obesidad infantil luego de renunciar en abril de 2017 al cargo de Coordinador del Área de Alimentación Saludable del Ministerio de Salud de la Nación tras sólo diez meses de gestión en los que impulsó el decreto 732/16 destinado a la creación del Programa Nacional de Alimentación Saludable y Prevención de la Obesidad. Para Cormillot es difícil modificar los hábitos de cualquier persona con respecto a la alimentación y si se trata de niños es necesario un trabajo conjunto entre el hogar y la escuela. De otra manera, el resultado es insatisfactorio. Pero añade que por encima de todo debe estar el control por parte del Estado para que las leyes se cumplan. Todas las propuestas de Cormillot fueron aceptadas y sin embargo ninguna logró ser ejecutada por falta de presupuesto aunque él, a un año de su renuncia, desliza la palabra “desidia”. Incluso contó que propuso la instalación obligatoria de bebederos en todas las escuelas motivado por la falta de agua que ingieren los niños pero, a pesar de no generar un gasto considerable, tampoco pudo concretarse. “Desde un principio apuntamos a crear un Instituto de Nutrición, que es tan necesario y que se ha implementado con éxito en países como Chile, España y tantos otros. Además, siempre intentamos que los kioscos saludables dejen de estar en los papeles y comiencen a ser una realidad pero perdimos la pulseada por falta de presupuesto y porque nunca sentimos un gran apoyo”, agrega. Se le pregunta si la falta de apoyo es del Estado o de las familias y afirma que todos tienen un grado de culpabilidad. Cuando se le consulta su opinión sobre las causas por las que el Estado o las escuelas no implementan los kioscos saludables se limita a sonreIr. “A veces hay otros intereses u otras prioridades y no se puede hacer nada al respecto. Tal vez no sea un negocio rentable. No lo sé. Pero no admito que se lucre con algo tan importante como la salud de los jóvenes. Por eso, voy a seguir luchando desde el ámbito privado porque nuestros niños merecen una mejor calidad de vida”, concluye.   

Un ex kiosquero de un colegio católico de Caballito aportó datos de su experiencia. Durante los 15 años que atendió el comedor y puesto de venta en recreos jamás se le sugirió lo que podía vender ni recibió alguna intimación por parte del gobierno. Para él, el motivo principal de la no implementación de los kioscos saludables es un tema comercial. “Si hubiera bebedero seguramente no se gastaría en gaseosas pero la mayor ganancia es justamente con las bebidas y snacks, así que es un círculo vicioso”, confiesa.

Una kiosquera de un reconocido colegio religioso de Villa del Parque no duda en que probablemente si se comercializaran manzanas, el negocio no daría tanta ganancia porque los snacks perderían algo de su público. Asimismo, afirma que si el colegio no abusara con el costo de alquiler del kiosco, se podrían vender más frutas y menos harinas pero dada las circunstancias, ve imposible costear el espacio.       

Se intentó contactar al ex Ministro de salud de la Nación Adolfo Rubinstein, devenido en Secretario, pero sus asistentes indicaron que tenía la agenda ocupada por otros compromisos. Asimismo, se buscó en reiteradas ocasiones la palabra del Departamento de Prensa pero, mediante evasivas, comentaron que no tenían información para brindar con respecto a este tema al menos hasta la finalización del G20 (Sic).

Tampoco se obtuvo una respuesta de parte de los encargados del Programa de Asistencia Alimentaria Escolar y del Departamento de Kioscos Saludables del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Los padres responsabilizan a las escuelas. Estas advierten que nunca les llegó una orden por escrito que los obligue a vender productos saludables en los kioscos. El Estado no muestra mayor interés en el tema y mientras tanto Argentina se ubica cómodamente en el primer puesto regional de obesidad infantil y se separa cada vez más de Perú, su escolta. En el medio se encuentran los niños, el futuro de nuestro país, ese que parece condenarlos al abandono.