Por Martín Bugliavaz e Ignacio
Lucero. Hablar de sexo siempre es incómodo, sobre todo entre padres e hijos o,
directamente, entre grandes y chicos. Sin embargo, el boom de las redes
sociales como Twitter o Instagram posibilitó que aquello que siempre se vio
como un tabú hoy tienda a ser algo normal y más distendido.
En una época donde el sexo parece
haber empezado a ocupar un lugar que siempre debió haber tenido en la mesa de
debates, dos psicólogos tomaron la iniciativa de sumar su granito de arena en
ese terreno: Santiago Ruiz Díaz y Carolina Mansilla. Porque luego de haberse
conocido en 2019 mientras cursaban la carrera de psicología en la Universidad
de Buenos Aires, este año sus caminos se cruzaron para especializarse en
sexología y su curiosidad y pasión por la rama los llevó a profundizar en el
tema. Por eso, aprovechando la especial fecha, en el Día de los Enamorados
decidieron crear una cuenta de Instagram: Sexoterapia.
En Sexoterapia, Santiago y
Carolina se encargan de desmitificar todo aquello que está asimilado de forma
automática por la sociedad y tratan de aportar una mirada mucho más inclusiva.
Además, allí también enfatizan en lo erróneo de pensar que la sexualidad está
basada únicamente en las relaciones heterosexuales y es por eso que apuntan a
incluir a todas las variantes del colectivo LGBTQI+ cuando se habla del tema,
sobre el cual ahondaron para Reportaje Digital.
¿Quién puede estudiar
sexología?
Carolina: Es una especialización
para psicología y medicina. Nosotros nos recibimos de psicólogos el año pasado
en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y ahora estamos haciendo la
especialización en la Fundación Foro.
Santiago: En la UBA también se
dicta sexología a través de un convenio. Es el famoso posgrado que da el Doctor
Kusnetzoff, el padre de Andy Kusnetzoff.
¿En qué consiste la carrera de
sexología? ¿Cuál es la orientación?
S: Como está orientada a
psicólogos y a médicos, dependerá mucho de dónde se estudie. A grandes rasgos,
los tres lugares más elegidos son Fundación Foro, que es donde estamos
nosotros; la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana (SASH), que si no me
equivoco la gran referente que salió de ahí es Cecilia Ce; y en tercer lugar el
posgrado que da Kusnetzoff. La SASH da una especialización, que dura 19 meses,
tiene un programa más amplio y su contenido es más médico. En la Fundación
Foro, en cambio, se da un posgrado que dura un año y está más abocado a la
psicología. La de Kusnetzoff es muy parecida a la de la SASH.
C: Lo que se ve son los aspectos
de la sexualidad humana en todas las etapas de la vida y, en lo posible, con
perspectiva de género. Vemos qué es la sexualidad, que va más allá del coito a
pesar de que es lo que se suele pensar de entrada. Las disfunciones, como por
ejemplo la eyaculación o el vaginismo, serían las cuestiones más médicas. Pero
lo demás tiene que ver con lo vincular y se trabaja siempre en pensar en la
otra persona. En la consulta estás vos y la persona con la que vos te vinculás.
Se trata de un sinfín de cosas que se van entramando en la vida sexual de las
personas.
¿Cómo se dan las derivaciones
a un sexólogo? No es algo que se encuentre muy a menudo en una cartilla médica…
C: Puede ser que el paciente
llegue derivado o por un psicólogo o por un médico. La sexología no suele estar
vista dentro de lo que es el ámbito de la salud. Hoy en día la sexología tiene
el peso que la psicología, que hoy está más naturalizada, tuvo en algún
momento.
S: En mi Instagram personal se lo
pregunté a la gente que me conoce y el 80 o 90% me confesó que nunca se le
había ocurrido ir a un sexólogo. Creo que es una cuestión cultural que hay que
destrabar un poco, porque la sexología quedó asociada a algo que trajo
Alessandra Rampolla de Puerto Rico y que ahí quedó, como si fuera poco serio.
No necesariamente hay que ir a un sexólogo porque haya algún problema, uno
puede ir si tiene alguna duda sobre su orientación sexual, sobre lo vincular o
incluso para mejorar la salud sexual. También creo que hay mucha competencia.
Hay muchos psicólogos o médicos que podrían derivar a un sexólogo un problema
pero prefieren no hacerlo, ya sea por cuestiones económicas o de ego, de decir
“yo esto lo sé”.
¿Piensan que hay mitos acerca
de los sexólogos que perjudican su imagen?
C: Creo que hay una mirada sobre
la sexología que es como si se hablara de “conchas” y “pitos” y chau. Hay una
jerarquización dentro de la salud y la sexología no tiene lugar. Por ejemplo,
Cecilia Ce es una psicóloga y sexóloga que está en su boom y que vino a
traer un montón de cosas de las que tenemos que hablar. Y la sexualidad tiene
muchos tabúes también, porque estamos dentro de una sociedad que tiene un
montón de cosas que nos limitan y obviamente venimos de generaciones que
también sufrieron un montón de limitaciones, sobre todo las mujeres. Y eso
sigue pesando, pesa muchísimo. Los mitos nos atraviesan, hay un montón que
tienen que ver con el cuerpo, con la salud y con la sexualidad que siguen
estando.
S: Antes nombré a Alessandra
Rampolla porque fue mi referente hace diez años, pero hoy creo que en la
Argentina la referente es Cecilia Ce. Por la influencia que tiene en las redes,
porque tiene 700.000 seguidores, porque va por su segundo libro. Fue la primera
a la que se le ocurrió agarrar las redes y decir “che, acá nadie está hablando
de sexo como se debería”. Primero por la genitalidad, pero después por un
montón de cosas que atraviesan al sexo como lo vincular, la orientación sexual
o la identidad de género. Aunque me parece que Cecilia Ce no se aboca tanto en
la identidad de género o creo que hay un montón de perfiles, como Sexoterapia,
que nos dedicamos a eso.
¿La temática de género que
tratan en Sexoterapia fue planteada desde un comienzo o fue surgiendo?
C: Creo que es un poco y un poco,
desde el principio lo planteamos y a medida que fuimos creciendo nos fuimos
replanteando las cosas. A mí me fueron surgiendo cosas a medida que fui
aprendiendo y metiéndome en los temas. Cosas que por ahí antes no me hubiera
cuestionado, como por ejemplo el orgasmo femenino. Creo que hoy en día tener
perspectiva de género es poder decir que no está bien que hablemos de orgasmo
femenino porque eso deja afuera a muchas corporalidades que no son femeninas,
porque es su identidad y eligen no serlo. Sabiendo eso, me parece que no
podemos seguir formando personas con esa terminología. Es un terreno muy
delicado y vulnerable para hablar como si fuera todo lo mismo, porque no es
todo lo mismo.
S: A mí me impactó un video en el
cual vi cómo un doctor atendía a una persona que era trans por la cantidad de
preguntas que hacía dando por sentadas cosas que no hay que dar por sentadas.
Ahí dije “yo me puedo equivocar, pero en eso no”. Por ese lado nació
Sexoterapia, pero obviamente coincido con Caro en que después podés aprender un
montón cosas e incluso algunas tardé dos o tres días en entenderlas.
¿El sexo sigue siendo un tabú
en la sociedad argentina?
C: Por ahí está un poco mejor,
pero también es por esto que te decía antes, por el acceso a las redes. Creo
que también es generacional y el hecho de que la ESI no se siga cumpliendo
habla mucho de cómo la gente ve a la sexualidad y lo que piensan de la
educación sexual, porque creen que se les va a enseñar a masturbarse a nenes de
5 años. Es una cuestión importantísima porque nos atraviesa a todos, quieran o
no. Y los grupos que salen a protestar contra eso no logran nada porque
vincularte te seguís vinculando. Eso habla de que no entienden nada, los que se
oponen a la ESI no tienen un argumento, no entienden a lo que va y están
incluso cerrados a escuchar y a entender cuál es el objetivo.
S: El sexo propiamente dicho ya
no es un tabú ni para los millennials ni para los centennials.
Incluso la generación X, que es la de los nacidos en los 80, creo que ya no
tenían tabúes. Creo que hoy hay más debates que tienen que ver con lo
políticamente correcto. De cómo hablamos de sexo y de qué hablamos de sexo. Los
debates pasan por ese lado, como por ejemplo por qué siempre hablamos de lo
heteronormal o de los coitos.
¿Entre lo que les llega a
Sexoterapia es frecuente ver consultas acerca de relaciones abiertas?
C: En las encuestas nos llega
mucho de eso en relación a las fantasías, es algo que la gente tiene en la
cabeza. Yo lo que pienso es que nunca se debe plantear eso en momentos de
crisis.
S: Si tuviese que ponerlo en
término de números, en las encuestas el trío o el intercambio de parejas debe
ser la fantasía más votada o elegida, sin dudas. Y coincido con Caro, el
momento para abrir la pareja es cuando mejor se está, no cuando las cosas están
peor.
¿Consideran que Sexoterapia es pionera en incluir la cuestión de género en la sexología?
C: No, no creo que seamos
pioneros. Quizá en círculos más cerrados sí, como el de la facultad. Yo siento
que en la formación en la que estamos hay muchas cosas que pensamos que todavía
no están cerradas y por eso puede ser que hagamos ruido. Pero en las redes y en
la práctica nosotros aprendemos de otras personas y cuentas a las que seguimos.
S: No, ni en pedo somos pioneros,
somos el resultado de un montón de batallas que se fueron ganando. Creo que
nosotros dos no somos pioneros, pero sí lo es nuestra generación, que está
llamada a ocupar un lugar de quiebre muy importante. Me gustaría en 30 años
poder decir que fui un sexólogo pionero en esto de empezar a hablar de
cuestiones que en un posgrado hacen ruido. Me gustaría poder saldar esa deuda
que creo que existe con otras identidades y personas que hoy están afuera y
merecen ser escuchadas.